Bilbao despide en el BEC el ‘Bizkaia International Music Experience’, BIME, feria enfocada al horizonte de la música europea con un balance positivo. El BIME Live ha acogido durante dos noches a lo mejor del panorama musical actual y a sus futuras promesas. Este festival ha contado con la asistencia de 22.481 personas: 9.400 la noche del viernes y 13.081 la del sábado. Kerman Gorroño resume su experiencia y aporta su punto de vista.
Desde antes de la apertura de puertas ya se empezaba a palpar el ambiente festivalero. El recinto estaba dotado de tres escenarios, dos principales y un teatro, aparte de un camping indoor; y también se había habilitado una carpa en el exterior con mesas para comer y diversos puestos gastronómicos. Repartidos por todo el perímetro podíamos encontrar los diferentes stands de los patrocinadores, como Jägermeister o Beefeater, que habían preparado sus propios eventos para el público; e incluso una peluquería para los asistentes más atrevidos.
El festival abrió sus puertas con la actuación de Mamba Beat a las siete de la tarde del viernes. Poco a poco el recinto comenzó a llenarse para ver las actuaciones de grupos como Los Planetas o Stereophonics; pero, sin duda, el momento de máxima asistencia fue a las dos de la mañana para la actuación de los londinenses Crystal Fighters, sin duda la más esperada de toda la noche, que incluía un magnífico espectáculo pirotécnico. También congregaron a mucha gente artistas como Gaspard Royant o Benjamin Clementine, que actuaban en el escenario del teatro. Aunque mucha gente abandonó el recinto tras la actuación del grupo británico, hubo quien aguantó hasta las cinco de la mañana, hora a la que terminaba la actuación del DJ local, el bilbaino Javi Green, última de la noche.
La jornada del sábado comenzó con la intervención de Astronautalis; y desde el primer momento se podía apreciar una mayor asistencia que la del viernes. A las once y veinte, tras la función de Richard Ashcroft, la multitud se agolpó ante el Escenario 1, impaciente por ver a Imagine Dragons, en la que fue sin lugar a dudas la actuación más esperada de todo el festival. Los estadounidenses enloquecieron al público con su intervención de hora y cuarto, en le que cabe destacar un impresionante espectáculo de luces. Tras esto, parte de los asistentes optó por marchase; sin embargo la mayoría decidió quedarse a escuchar las divertidas actuaciones de grupos como los Noruegos KAKKMADDAFAKKA o los Neoyorquinos Chk Chk Chk. El festival cerró sus puertas con el DJ Nathan Fake.
Sin duda una de las citas musicales más importantes del otoño, que nos demuestra que los festivales no solo son para el verano.