La retrospectiva, «Half-a-wind-show» de Yoko Ono muestra la obra completa de una «leyenda viva, pionera del arte conceptual y musical, que ha realizado una aportación trascendental al arte de los últimos siglos». Con estas impactantes palabras presentaba Juan Ignacio Vidarte a Yoko Ono, una pequeña japonesa que ha vivido rodeada de mitos, a los que dejó su impronta personal y que a sus ochenta y un años mantiene el espíritu pacifista y juvenil del movimiento pop. La expectación generada por Ono en Bilbao ha sido enorme. La prensa internacional, y los visitantes de todos los colores se acercaban al Museo intrigados por la figura de la viuda del Beatle más idealizado. Allí andaba también esta reportera, a la sombra de Puppy, disfrutando del ambiente de la ciudad, mientras mi buena amiga, Erika EDE, veía antes que nadie a la performancer, feliz con las imágenes tomadas en el posado oficial, y que comparto con vosotros, mis queridos amigos culturetas.
Llegado el día D a la hora H, el orden de los factores que no altera el producto, suponía el desembarco de la mencionada horda de medios gráficos en el Museo, para presenciar la exposición junto a los comisarios, Alvaro Rodríguez Fominaya y John Hendricks. La planta tercera es la receptora de la obra de Ono y allí llegamos custodiados por las responsables de comunicación del Museo. Al entrar, compartí una mirada cómplice con John, al que ya tuteó. Sí, John Hendricks el comisario americano y máximo conocedor de la obra de la artista, junto al que poco después tuve la oportunidad de compartir una mini partida de ajedrez, inmortalizada para la eternidad por mi fotógrafa favorita.
En las salas pudimos ver en primer lugar una curiosa pieza que atrajo la atención de los periodistas, en especial de mi compañero en El Correo, Iñaki Esteban, «Pintura del techo, pintura del sí». Esta obra está compuesta por una escalera, una lupa y un metacrilato, en el que un mínimo sí aparece escrito. Yoko, aburrida de la vinculación de la cultura japonesa con el NO, decidió crear esta obra para reivindicar el valor del SÍ. John Lennon, amante del arte, se sintió atraído por esta instalación y quiso conocer a su autor. Así nació la historia de amor entre ambos, por lo que tiene un valor histórico sensitivo y un emplazamiento protagonista en el show.
John Hendricks empezó a explicar la exposición ordenada cronológicamente, y arrancamos la visita con una serie de bellas fotografías de George Maciunas, que ilustran una exposición de primeros de los sesenta en la que las telas pintadas, ya desaparecidas, salvo una pegada en el suelo del Guggenheim, son las protagonistas de las imágenes, únicos testigos de la muestra realizada en 1961, en Nueva York. Continuamos la visita, sin Yoko, y nos adentramos en un área de lo más sensual. Videoarte en el que se podían presenciar detalles de un cuerpo femenino, imagino que el de la artista, «atacados» por una imprudente mosca. Allí, mi amigo fotógrafo, David Hornback, que el día anterior había participado en la performance que la artista ofreció en el Museo, me pidió que hiciera un posado también algo imprudente, ya que aún no había visto lo que tenía detrás. En fin, a mí la desnudez física y espiritual es algo que nunca me ha asustado, sino todo lo contrario.
El resto de la visita lo dejo abierto a vuestra imaginación, porque tenéis que ir sin falta al Museo a visualizar, con audioguía, una muestra muy completa, que levantará prejuicios relativos al papel de Yoko Ono- artista, más allá de la figura del desaparecido John Lennon.
Yoko Ono performance. Fotografía de ERIKA EDE
Rueda de prensa John Hendricks, tras el micrófono, comenzaba el diálogo con el primer alegato, luego vendrían muchos más, a favor de nuestro querido Guggen. «Ha sido una wonderful experience working in Bilbao». «Cuando ves el Museo, en imágenes, disfrutas de su belleza, pero cuando entras en él, descubres que el espacio ofrece maravillosas posibilidades». El orgullo de los bilbainitos presentes empezó a reflejarse en el ambiente. Álvaro Rodríguez Fominaya, el segundo comisario, continuaba, «en los sesenta se produjo un cambio de paradigma en el mundo del arte y la presentación de esta obra, una gran desconocida, es una ocasión inigualable para poner a Yoko Ono en el lugar que se merece».
Yoko Ono ante la prensa junto a una de sus obras
Y llegó el momento más esperado, el turno de Yoko Ono. Con su característico look, sombrero, gafas oscuras y atuendo negro, la japonesa comenzó a hablar con dulzura. Tengo que decir, con total sinceridad como acostumbro, que la que suscribe estaba aún predispuesta negativamente hacia el personaje que tenía justo delante. La imagen de mujer distante y que iba a poner muchas dificultades a la prensa tenía que ver con ello. Pero continúo, que me desvío, «me siento enlighted», iluminada, para que entendáis, por este maravilloso museo, el más bonito del mundo, incluso que el de Nueva York, aunque yo creo que no tendría que decir esto…» Mientras tanto, Vidarte, que a decir verdad no suele expresar abiertamente sus emociones, no podía reprimir un gesto de gran satisfacción. «Tengo mucha suerte de que mi obra esté aquí y estoy totalmente inspirada». Y continuó con su arenga positiva, «el poder de la ciudad es increíble, ejerce una revolución, una revolución silenciosa». En tono pausado, aunque energético, transmitía sus sentimientos-pensamientos a los allí presentes, que escuchábamos entre embelesados y sorprendidos. «La originalidad y libertad, de formar parte de este museo, es enorme. Te abren la puerta y dan libertad total para crear». «Uno de los motivos por los que mi obra no fue tan conocida es responsabilidad mía, mi obra es diferente, de la idea tradicional de arte, sobre todo en el pasado y siempre tuve la idea de que un buen día la gente llegaría a descubrirla y ese día ha llegado, en Bilbao. Y reproduzco una frase, sin subtítulos, «art and music has a certain kind of vibration and that’s what I like».
Yoko Ono ante su obra, Rayos de la mañana. Fotografía de ERIKA EDE
Respecto a otro de los temas relacionados con su vida y obra, el feminismo, la autora dijo escuetamente que tenía que aceptar la revolución, femenina, se sobreentiende, silenciosa. Como activista de La Paz, Ono relató con humildad que estos calificativos hay que usarlos con cuidado. Entresaco como punto y final las últimas palabras de la artista que, a medida que iba avanzando el diálogo con los medios, se iba relajando y compartía sus ideas con total naturalidad. Yoko no podía dejar de hablar de John Lennon… «Creo que John esta aún aquí, él estaba muy orgulloso de mi obra, relató con emoción». Emoción que condujo a un hermoso alegato pacifista. «Tengo que decir algo, arrancó, los teléfonos móviles y nuevos medios de comunicación, con los que hablamos continuamente, amplían enormemente el diálogo y reducen la violencia. Todo el mundo se comunica entre sí y vivimos en un mundo más pacífico. En Estados Unidos cada vez más personas meditan, es muy fácil, deberíais probarlo. Mind Fullness es un libro y estilo de vida que ayuda, continuaba con gesto maternal. Vamos a crear un bonito mundo de comunicación, explicaba esperanzada ante una prensa que le devolvió el mensaje optimista con un caluroso aplauso. Poco después, esta jovencita de ochenta y un años, bailaría ante nuestra presencia junto a su hermosa obra, «Rayos de la mañana». Gracias Yoko por traer entusiasmo, calidez y esperanza a Bilbao.
Yoko Ono posa para la prensa internacional
Yoko Ono Guggenheim 2014. Fotografía de ERIKA EDE
4 Comments
Gracias Rosita, sí una gran experiencia conocerla y descubrir su magnetismo. Todos dicen, está de vuelta de todo, lo que ha vivido, pero
hay que hacerlo y llegar a los ochenta y uno como ella lo ha hecho. Besos
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Que bien por Yoko, que ganas le puso. Bien contado Itxaso, y las fotos de Erika fantasticas.